sábado, 8 de junio de 2019

Youth

Me gusta pensar que aquel día estabas conmigo de alguna manera;
hermosamente secuestrando mi conciencia.
Respirabas a través de mi piel.
Cumpliendo tu parte de los acuerdos que nunca firmamos.

Con un chasquido estamos de regreso en esa fiesta.
Perdidos entre ejércitos rojos de plástico desechable,
Su encantador océano de ginebra,
y la clienta/el jefe/el becario bajo el brazo.
All Under One Roof Raving.

Revivo cómo damos el golpe;
-amargo, frío, punzante -
y está hecho.
No hay más que pensar.

Cierro los ojos, temblando, se me entume la boca.
Mi cerebro es una coctelera ríspida,
agita indiscriminadamente los ingredientes que trajimos a la barra.
Entretanto, cada célula en mi cuerpo
despierta de su estado catatónico.
Percibo el más mínimo ápice de curiosidad saciado.
Todo rincón de mi ser se ve triunfal.
Estamos ahora un paso más cerca de la vida que nos quisieron ocultar.
Versión que no nos dieron siquiera la oportunidad de rechazar.
Esa horrible alternativa que fue negada a priori,
ignorando nuestra necesidad de equivocarnos.
De aprender.

PAUSA.

Sigues aquí, siempre has estado aquí.
Te pierdo por momentos pero reacciono -tal vez/siempre un poco tarde-
(l get it!) y caigo rendido.
Me someto a tu designio.
Un fuego roto recorre mis fosas nasales pero sigo sonriendo.
La palma se convierte en puño, se comprime la quijada.
Tengo la furia de toda la humanidad guardada en el bolsillo, esperando.
La lengua afilada, lista para perforar.
Y mientras ignoro las grandes interrogantes, las cuestiones más estúpidas y cruciales,
siento cómo nuestra juventud perdida
se desangra majestuosamente sobre mí.

No hay comentarios: