miércoles, 27 de noviembre de 2013

El Club de la Polilla y el Lobo Pt. 1 - "Una canción de muy lejos"

 ¿Alguna vez has despertado con una canción pegada en la cabeza
desde el primer segundo que abres los ojos?
Como si algo o alguien te hubiera estado cantado mientras dormías.
Susurros corren de un lado a otro, subiendo y bajando por tu mente.
Puedes sentirlos resonar a medida que comienza el día
esta tonada tan familiar arrastrándose por tu tímpano.
 

Caminas con la balada medio recordada todavía muy viva.
Y te detienes en seco, pues puedes sentir el silencio mismo de repente volviéndose aún más mudo.


Luego viene un sonido.
Primero distante, crece hasta convertirse en un magnífico estruendo.
Y el pensamiento se libera.

Intentas descifrar su procedencia.
No terminas de comprender lo que es, pero quieres atraparlo. 

Quieres captar el destello.
Porque en el fondo sabes que de alguna manera, te pertenece.


Y dices:
Espera un segundo, no me digas, no me digas.
Yo sé cuál es, yo conozco esta canción.
Yo conozco esta canción.

Comienzas a tararear la melodía
Los sonidos se convierten en palabras que se convierten en versos
Empiezas a construir el acertijo,
quieres resolver este rompecabezas.
Ya casi estás ahí, los versos se alinean y un cascabeleo aparece, se forma un coro.
 
Te la sabes de memoria, la has oído toda la vida
Estás entonando, silbando, cantando
La tienes en la punta de la lengua
Y esjusto ahí esperando por ti.
¿Cómo se llamaba?

Pero - un momento... 
¿Estás seguro de que te la sabes?
¿Realmente has escuchado esta canción antes?
¿Puede que sea sólo tu memoria haciéndote bromas?

¿Cómo podemos saber que no es algo diferente?
¿Algo más?


¿Podría ser acaso nada más que el pasado, jugando con nosotros 
Saliendo de su escondite
Tratando de decirnos algo?

Esta es una canción de hace mucho tiempo,
Una canción de muy lejos
Mucho, mucho más vieja que yo.
Más vieja incluso que mi abuelo.
Él era quien solía cantarla en los años 50
Una época más simple, un tiempo más tranquilo.
Solía ​​bailar a su lento ritmo a través de docenas de clubes de jazz y salas de baile.
Esta música vestía la inocencia de los días
donde el amor de un hombre y una mujer permanecía fiel y creía en lo imposible
Pero la juventud de mi abuelo se convirtió en arena
y su voz se secó, se convirtió en un fantasma suave
Una niebla cándida que lleva el plateado aroma del tiempo,
el eco atrapado en mi tintero.


Espera un segundo, no me digas, no me digas.
Yo sé cuál es, yo conozco esta canción.
Yo conozco esta canción.

¿Puede ser?