domingo, 27 de septiembre de 2009

Para frágil capricornio

Me encanta que hablemos indirectamente, Lucy. De otro modo no podría expresarte todo lo que me gusta expresarte y tal vez tú te hartarías de mí; siempre queriéndote dar consejos, siempre queriendo creer que te comprendo pese a los años que nos separan. Pero no puedo evitarlo, tienes un hermano rarísimo que tiende a escribir cartas ficticias que no llegan nunca a su destinatario. Hay un baúl aquí repleto con correspondencia fantasma atrasada, Lucía. Algún día el cartero cobarde regresará (espero) y cumplirá su labor postal y encontrarás tu buzón repleto, y te reirás muchísimo y yo también estallaré en carcajadas.

Mientras te escribo me doy cuenta que tiendo a reflejarme en ti. ¿Recuerdas la teoría de los círculos que te conté cuando fuimos a desayunar hot cakes? Pues algo por el estilo. Creo que hay patrones muy sensibles que se repiten y que ignoran que tú y yo debimos haber cruzardo el mar en distintas embarcaciones, remando hacia diferentes horizontes. Pero no podemos controlar la corriente, hasta ahora comprendo, ni a la marea que tan dura ha sido contigo. A todos nos toca naufragar por el azar de la vida, por la fría lluvia y por el viento traicionero y hay momentos donde llegamos a pensar que estamos solos, pero ten la seguridad que nunca lo estamos. Tenemos nuestras veletas, nuestras brújulas que nos marcan el camino y arriba, en la bóveda estrellada hay constelaciones que no dejan de pensar en ti y que tienen plena confianza en que saldrás avante en la ruta que elijas navegar.

Pero ahora que estás allá y yo sigo por estos rumbos sucede que me acuerdo de tí de vez en vez cuando escucho una que otra canción. En música nunca cuadraremos, estoy seguro, sabes cuanto odio tus bandas y tú las mías. Por eso recurro a ti literariamente y te platico que me encuentro bien. Los engranes de la ciudad se mueven muy rápido y la adaptación no espera tripulantes pero soy feliz, me alegra informarte, quizá más de lo que había sido en mucho tiempo. Por alguna razón siento que es aquí donde pertenezco, donde siempre lo he hecho. Le dará un infarto a mamá cuando le comente que planeo quedarme aquí el tiempo que haga falta, pero se que tú comprenderás mejor. La magia de la ciudad, Lucy, algún día te llevaré a conocerla.

Casi se me olvida preguntar. ¿Alguna noticia del Éste? De todos modos pronto te veré y podrás platicarme las novedades que hayan atravesado por tu cauce. Escríbeme pronto, capricornio. Hay muchas estrellas allá arriba viendo por ti.
Y no te preocupes, algun día terminaré ese libro. Es nuestra promesa invisible.
-Cáncer testarudo