domingo, 8 de noviembre de 2009

Crisálida

Hay una calle a unos pasos de la alameda
que subasta secretos de consuelo
no es muy caro y no hay muchos pujadores
y para llegar tan sólo se necesita
desgarrar el mapa, hacerlo pedacitos
y seguir el vuelo de un millón de aviones de papel

La historia del centro
o el centro de la historia
que nace de las fuentes
ofrece melodías al oído viajero,
uno puede fundirse entre los arcos,
desaparecer bajo la cúpula,
rondar como insecto por los pasillos y salones,
catedrales y palacios
estamparse en los murales,
sellarse en un capullo para después
retar a la sombra a encontrarle
(táctica maliciosa)
y caer en la metamorfosis
perderse del mundo y pedir no le rescaten jamás
Olvidar y permitir ser olvidado
Intentar comerse el tiempo y a su instinto devorador
para adentrarse sin voltear la mirada,
cruzar a paso fuerte por la tempestad
y saborear la magia del momento
subir, bajar, subir, bajar
siempre corriendo,
cambiando de acerca en acera
esquivando un sol que no quema
y abrigándose de una noche que no congela
subir, bajar, subir, bajar
siempre corriendo
esbozando una sonrisa
mientras se asciende en espirales
pues nunca, nunca terminan las escaleras.