martes, 16 de diciembre de 2008

Los Asesinos de Brújulas



Somos los viajeros del oeste abandonados
Por voluntad propia y no del mundo conspirante
Seguimos incesantes un mapa sin letreros
Pasajeros del viento y del tiempo caminante

Somos los vestigios de los sueños del viajante
Aquél que nunca tuvo rumbo
Que no ha pedido ser encontrado
Aquél que vive en el deseo, vagabundo

Somos los aventureros de la noche y de la luna
Que navegan las estrellas, sin saber de sur o norte
Que marchan ciegos siguiendo huellas peregrinas
Con mástiles alzados y banderas como pasaporte

Somos los turistas que perdieron el camino
Naufragando eternamente en buscar del hogar
Confundidos hábilmente por el altamar de soledad
Magnetismo cautivante, el arte de olvidar

domingo, 7 de diciembre de 2008

Es peligroso asomarse al interior


-"Es peligroso asomarse al exterior" -Afirman los trenes franceses.

No se han dado cuenta todavía que es aún más peligroso asomarse al interior. Al interior de uno mismo, en donde todo es obscuridad, silencio y confusión. Nadie sabe a ciencia cierta qué aguarda allí dentro. Sólo se sabe que hay algo. Algo que ronda silenciosamente, cautivo y dormido. Y nadie se atreve a despertar ni perturbar su incontenible fuerza.

Entre perros andaluces y sueños binominales me encuentro. Contemplo contemplo, hipnoticamente el brillo de la luna, el cual es eclipsado por nubes transitorias, mientras mis ojos son igualmente seccionados por afiladas navajas tajantes que me enseñan a ver mas allá. Retrospectivamente, Introspectivamente. Cada vez más profundo, y cada vez más revelador.

Y sólo así, ciego, puedo verdaderamente observar. Mi visión ya no es vaga, ni superficial. Sino interna y completa, y cada segundo afirma, más y más fuerte lo que puede ocurrir cuando uno se encuentra a sí mismo... y se asoma a la ventana del reflejo colectivo.
Es peligroso asomarse al interior.