martes, 29 de abril de 2008

"El Ajedrecista" Parte 2 (Caballo)

-“Tú eres tan sólo un peón en un mundo de reyes”-

Y mientras sus mágicas palabras se clavaban en mí como afiladas flechas, pude sentir como más y más me iba hundiendo en un mar sinfín de interrogantes sin respuesta. Aquel hombre había despertado en mí una insaciable sed por la búsqueda de la verdad. Una verdad que cada segundo se volvía cada vez más inalcanzable. Un mero mito, una fracción de lo real en éste mundo abstracto.

-¿Soy sólo un peón... en un mundo de reyes?- Me pregunté silenciosamente.
No podía ser creerlo, no podía ser cierto. Todo había perdido sentido nuevamente y me encontraba cayendo una vez más hacia un interminable abismo de confusión. Me sentía vacío, sin vida, como si alguien con una palabra, me hubiera despojado de mis más profundos pensamientos.

El hombre, sin responder, volvió su espalda hacia mí y continuó su contemplar. Aquel místico atardecer había perdido su encantamiento, se había convertido en una mera señal de esperanza. Una promesa latente y silenciosa de encontrar aquello que tanto buscaba.

Entonces, recobré el valor que alguna vez había poseído y confronté a aquel hombre. El hombre que me había adentrado a ésta odisea y que ahora me tenía a su merced, colgando de un hilo invisible, entre lo que fue y lo que será, entre lo real y lo imaginario.

-Me rehúso a creerlo.- Contesté. El hombre, sorprendido se volteó y me miro. Había sorpresa y a la vez, incertibumbre en sus ojos.
-Me rehúso a aceptar vivir siendo un mero peón, en un mundo de reyes.-

El hombre se dirigió hacia mí y mientras se acercaba lentamente, su hipnotizante mirada conectó con mis ojos, y sentí como si el tiempo se hubiera congelado, y como si en ese momento no existiera nadie el mundo, mas que aquél hombre y yo.

-No basta con eso, peón…- Contestó desafiantemente. Entonces, el hombre se dirigía a darme la espalda una vez más, cuando respondí:
-Incluso hasta un peón puede promoverse y ser tan valioso como un rey.-

Estático, el hombre se detuvo y se volteó una vez mas hacia mi dirección. Intrigado, el hombre dijo:

-No es tan simple. Todo involucra un cambio. Y como todo cambio, incluye un proceso. ¿Estas seguro de saber el precio?-
-Sí. Estoy seguro...- Respondí.

Y entonces, me llevó un paso más cerca de entender que hacía en ese lugar y mi propósito ahí cuando dijo:

-Realmente comprenderás todo cuando seas capaz de valorar tus piezas. Y cuando, como el ágil caballo, puedas superar los obstáculos que tú mismo te has puesto.-