martes, 16 de diciembre de 2008

Los Asesinos de Brújulas



Somos los viajeros del oeste abandonados
Por voluntad propia y no del mundo conspirante
Seguimos incesantes un mapa sin letreros
Pasajeros del viento y del tiempo caminante

Somos los vestigios de los sueños del viajante
Aquél que nunca tuvo rumbo
Que no ha pedido ser encontrado
Aquél que vive en el deseo, vagabundo

Somos los aventureros de la noche y de la luna
Que navegan las estrellas, sin saber de sur o norte
Que marchan ciegos siguiendo huellas peregrinas
Con mástiles alzados y banderas como pasaporte

Somos los turistas que perdieron el camino
Naufragando eternamente en buscar del hogar
Confundidos hábilmente por el altamar de soledad
Magnetismo cautivante, el arte de olvidar

domingo, 7 de diciembre de 2008

Es peligroso asomarse al interior


-"Es peligroso asomarse al exterior" -Afirman los trenes franceses.

No se han dado cuenta todavía que es aún más peligroso asomarse al interior. Al interior de uno mismo, en donde todo es obscuridad, silencio y confusión. Nadie sabe a ciencia cierta qué aguarda allí dentro. Sólo se sabe que hay algo. Algo que ronda silenciosamente, cautivo y dormido. Y nadie se atreve a despertar ni perturbar su incontenible fuerza.

Entre perros andaluces y sueños binominales me encuentro. Contemplo contemplo, hipnoticamente el brillo de la luna, el cual es eclipsado por nubes transitorias, mientras mis ojos son igualmente seccionados por afiladas navajas tajantes que me enseñan a ver mas allá. Retrospectivamente, Introspectivamente. Cada vez más profundo, y cada vez más revelador.

Y sólo así, ciego, puedo verdaderamente observar. Mi visión ya no es vaga, ni superficial. Sino interna y completa, y cada segundo afirma, más y más fuerte lo que puede ocurrir cuando uno se encuentra a sí mismo... y se asoma a la ventana del reflejo colectivo.
Es peligroso asomarse al interior.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Círculos #2

He caminado sin cesar
Sigo mis pies, uno tras el otro los cuales forman una larga serie de pasos que no llevan rumbo
No se de donde vengo o a donde voy, sólo se que camino
Pero me encuentro justo donde empecé, dando vueltas en círculos otra vez.

Sin embargo, talvez hoy sea necesario dar vueltas en círculos, pienso.
Talvez hoy, despues de todo, algo quiera decir
El dia y la noche con su redondez me guian en mi pensar
Mientras contemplo en el cielo plasmados el ciclo solar y lunar.

¿Como es que algo puede ser tan perfecto, tan incesante, tan inalterable?
¿Será que hay cosas que nacieron para nunca morir?
¿O será que el fin implica un comienzo del mismo, como el día y la noche en un eterno transcurso de círculos?
No tengo la respuesta, pero hoy casi inconcientemente y sin motivos, todo me recuerda a ti.

He perdido la cuenta de mis triunfos y mis fracasos, pero no me importa
Desconozco si el saldo es negativo o positivo, si está a mi favor o en mi contra
Llego al punto donde ya no quiero saber nada más de mi,
Y sin embargo, quiero saberlo absolutamente todo de ti.

Me provoca contarte en círculos:
Tus dos hermosos orbes castaños con los que me miras
Tus curvas que recorren mis manos cada vez que te toco.
Y cada una de las diminutas elipses que se forman en tu labio inferior, en las que te puedo ver reflejada cada vez te beso.
Quiero que tu y yo seamos uno solo. Quiero hacerte el amor.

Creo que he llegado a una conclusión:
Tu y yo somos un círculo. Interminable. Indestructible.
Incluso talvez no seamos uno solo, sino varios. Muchos, muchísimos.
Tantos que no pueden ser contados.

Y sé que si lo impensable llegase a pasar, volvería instintivamente a tí.
Porque al final de todo, es lo que somos. Un ciclo sin fin.
Y si lo tuviera, te volvería a encontrar.
Y de éste modo quizás tú
Entre tantos círculos, entre tantos soles y lunas
Me volverías a encontrar...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Previamente trazado



"En mi miserable vida he podido aprender que hay un poder oculto que dispone las cosas para nosotros aunque pretendamos huir de él, y que una corriente invisible nos lleva a cierto fin determinado de antemano, por mucho que nosotros nos empeñemos en creer que nuestros remos y velas son los que nos llevan al puerto.."

-Arthur Conan Doyle. (1859-1930)
Escritor Inglés, mejor conocido por sus novelas policiacas protagonizadas por el detective Sherlock Holmes .

domingo, 2 de noviembre de 2008

Léase bajo su propio riesgo

Hay 360 grados para ver ésta realidad. Y todos y cada uno de ellos apuntan a tí.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ésta noche


Ésta noche todo es posible.

Puedes oir en el viento zumbando incesantemente las historias cargadas del pasado. Y el agua ésta noche sabe a lágrimas dulces y a sueños liquidos, recuerdos perdidos.
Ésta noche dos y dos pueden sumar cinco, cien o cien mil. Y los animales y las plantas pueden hablar y platicar contigo sobre política, sobre el clima, sobre música y arte. Ésta noche puedes volar.
Incluso ésta misma noche no tiene que acabar hoy. Puede durar indefinidamente, todo lo que quieras, lo mucho o poco que éso sea.

Ésta noche todo es posible.

lunes, 20 de octubre de 2008

Cuentos mínimos #3

No sé de qué habalaba. Probablemente ella tampoco sabía de qué estaba hablando yo. Así que nos callamos e hicimos el amor.

Cuentos mínimos #2

Cuando salí de aquel lugar, la tarde se había convertido en una noche fria y solitaria y sin embargo, todavía era temprano para nacer otra vez.

Cuentos mínimos

Había una vez un perro que ladraba y ladraba. Hasta que un dia se dió cuenta que no le gustaba y dejó de hacerlo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

I Believe

Alguna vez llegué a preguntarme si algo de lo que creíamos, casi inconcientemente, realmente existía. Es decir, si en verdad tenía lugar en éste loco mundo en el que coexistimos todos. Casi por obligación, desde que nacemos estamos inculcados a tener ciertas creencias, ciertos aspectos de la sociedad que en su momento están fuera de nuestro criterio y que, por tanto, nos son transmitidas para nuestra memorización hasta que lleguemos un determinado punto de maduréz en donde finalmente podemos decidir en qué y en qué no creer.
Creo firmemente que he llegado a éste punto.

Algunas personas no creen en Dios. Otras no creen en el Estado, o en las personas, en el matrimonio, no creen en el amor. Algunas personas no creen en la Iglesia, ni en la sociedad. No creen en el karma, ni en la felicidad. Algunas personas no creen en la amistad, o en la sinceridad.
Algunas personas deciden creer que no es necesario creer.
Yo he elegido creer y no creer en algunas de éstas cosas.

No creo en Dios, ni en la Iglesia, y tengo fuertes razones para no hacerlo. Me considero una persona realista, trato de ver siempre la objetividad de las cosas y creo que si algo puede explicar el mundo es la ciencia, no un concepto abstracto, una verdadera necesidad del hombre como lo es la religión.

No creo en el estado, pero creo en la sociedad. No creo en el karma, pero creo en las personas y que todavía existe, aunque sea en pequeñas y muy rebuscadas cantidades, la sinceridad de las mismas. No creo en el tiempo, cosa bastante rara. El tiempo lo considero algo demasiado subjetivo como para ser plasmado en dias, horas, minutos o segundos. No hay reloj que pueda hacer tan complicada tarea: La medianoche de hoy no será nunca la medianoche de ayer, ni la de mañana. Cada lapso de existencia tiene su propio trasfondo. Único e irrepetible.
Creo firmemente en la amistad, y creo más que nada en el mundo, en el amor.

Creo finalmente, que todos necesitamos algo en qué creer y en qué no creer. Nos hace darnos cuenta de quienes somos y que posturas decidimos tomar. Nos hace diferentes a algunos pero nos une a otros, aquellos que compartan nuestro punto de vista.

Y más fuerte que nunca, y con una certeza abrumadora puedo decir sin dudas, abiertamente y a los cuatro vientos:
"Creo en mí mismo."

jueves, 25 de septiembre de 2008

Alguien una vez dijo:

"Lo único peor que dar explicaciones, es darlas antes de tener que dar explicaciones"

martes, 16 de septiembre de 2008

El viaje sin fin

Acompáñame en un viaje como ningún otro.
Una aventura por lo incierto
Solos tú y yo
Y nuestros sueños y secretos

Abriremos un capítulo nuevo
Y escribiremos nuestras historias
Aprenderemos y con ellas creceremos
Seguiremos nuestras sombras

No necesitamos ninguna razón.
No necesitamos explicaciones.
Lo único que necesitamos es creer.
Las estrellas serán las direcciones.

Y cuando caiga la noche
Nos refugiaremos en mis brazos
Los fragmentos de mi amor por ti
Los marcaremos todos con trazos

Y acostados, miraremos el cielo
Mientras vuelan los recuerdos
Pensando en el viaje sin fin
De amantes eternos, de locos y cuerdos

Y cantaremos junto al fuego
En el viento, un hermoso sonido
No sabemos a donde vamos, pero no te preocupes
Lo descubriremos a medio camino...

Para ti.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Retrospectividad

Un, dos, tres, cuatro. Marcan los segundos el reloj. El tiempo egoísta transcurre lentamente, siguiendo su propio compáz. Tic-toc, Tic-toc.
Los calendarios marcan el día. Alguien había inventado que existía tal cosa como el tiempo: los segundos y los minutos, las horas y los dias y yo, injustamente, tenía que creerlo.
¿Pero que tal si decidiera no creer eso? ¿Que tal si yo, a diferencia del reloj, marcara mi propio ritmo?¿Y si basara cada una de mis acciones en mi propia interpretación y no en la de las manecillas y los engranes de un frío mecanismo artificial?
Si ése fuese el caso, talvez no estaríamos aqui. Talvéz todo sería muy diferente.
Pero no lo es. Y me entristece aceptarlo. Me destruye no comprender el porqué, no poder dar una explicación.

Quisiera, pero no puedo. Soy parte de una sociedad, y por tanto, estoy obligado a seguir sus conceptos y sus reglas. Todo aquello que ellos consideren "normal".
¿Pero quién es quién para decir qué es o no es "normal"? ¿Para decir qué está bien o qué está mal? Hasta donde yo sé, no existen tales definiciones. Nunca lo han habido y nunca lo habrán.
Es tonto querer controlar las cosas. Algunas cosas están destinadas a no tener control.

Leer entre lineas.
Me costó trabajo aprender a leer entre lineas. Hay cosas que son mejor expresadas por el silencio. El confiable viento, que siempre encuentra la sutil forma de hacer llegar lo que nunca fue dicho, pero sin embargo fue pensado. En este mundo no hay lugar para lo inefable, para lo impronunciable. Pero si para las miradas ciegas... y para las palabras mudas.

Y hoy. Sí, hoy, me pongo a pensar.
Sin ti, las cosas serían infinítamente diferentes.
Sin ti, alguien más sería yo.
Sin ti, únicamente mis sueños tendrían sentido.
Sin ti, los recuerdos serían mi mas profundo tesoro.
"Sin ti, las emociones de hoy no serían mas que la piel muerta de las emociones de ayer."

Luis Rdz.

martes, 26 de agosto de 2008

Círculos



El humo del tabaco aromaba aquel lejano día, hace ya mucho tiempo. Era Diciembre y llovía. Lo recuerdo bien. Ella estaba sentada frente a mí, su mirada clavada en la mía, cigarro en mano, buscando las palabras apropiadas para un momento inapropiado. Tal vez ella tenía razón. Tal vez era muy pronto.

De repente, el sonido de su voz irrumpió el ensordecedor silencio al que ya nos habíamos acostumbrado. Con un sorbo de mi taza, el tibio café americano que tanto me gustaba entró a mi boca y lo digerí secamente. Estaba preparado para lo que viniera. ¿O lo estaba?

-Me traes tanta nostalgia...-

Y con esas palabras tan sencillas, trajo en mí una avalancha de recuerdos. La verdad no había pensado lo mucho que la extrañaba. Simplemente había decidido aceptar lo que había pasado: Un día desapareció, y no supe más de ella. Mi vida y la suya siguieron adelante, pero por distintos rumbos. Hacía tanto que no sabía de ella.

-Si te dijera que tú también me traes nostalgia, me creerías?- Le respondí.
Era la verdad, por mas estúpido que sonara. No era una de esas cosas que dices por mera reciprocidad. Era en realidad lo que sentía, y no decir ese tipo de cosas era un error.

-No.- Contestó.
No puedo decir que no me lo esperaba. Di un sorbo más a la taza. El café se empezaba a enfriar. Entonces tomé un cigarro de la cajetilla y lo encendí. Sé que no debería fumar, pero sólo hoy haré una pequeña excepción. "Hoy es un buen día para las excepciones", pensé.

-Pues lo haces. Me recuerdas tanto a cómo era yo hace tiempo, a cómo eramos. Y a lo que sentía cuando estábamos juntos.-
Respondí. No importaba si me creía, tenía que saberlo. Con ella llegué a sentir algo con quien nunca antes había sentido: Afinidad. Tenía que saberlo.

-¿Qué sentías?- Preguntó.
Algo en sus palabras me hacía saber que ésta vez si me había creído. Ella sabía que era cierto lo que había oído. Sabía porque en el fondo sabía que ella sentía lo mismo, alguna vez lo sintió, muchos meses atrás. Pero necesitaba oírlo. Entonces, di una inhalada a mi cigarro y la miré fijamente.

-Sentía que contigo, no importaba de que habláramos siempre me entenderías. - Contesté.
Por un momento, el silencio se apoderó nuevamente del lugar. A veces el silencio dice más que las palabras. Entonces, ella dio una suave inhalada a su cigarro y nos miramos fijamente.

-¿No tienes la sensación que todo se repite?- Ella preguntó.
Sabía a que se refería. Sabía porque yo sentía exactamente lo que ella sentía en ese momento. Esa extraña sensación de volver a sentir todo otra vez y preguntarte porqué termino, sin saber dar una respuesta.

-Sí. Parece como si viviéramos todo de nuevo.- Ella asintió.
-Es bueno que la vida tenga sus círculos.- Le dije.
Es cierto. Todo lo que nace algún día tiene que morir. No existe tal cosa como la inmortalidad. Así como las etapas de la vida, cada una con su principio y su final. Cada inicio tiene un fin, y el final de algo puede bien ser el comienzo de otra cosa.

-Es cierto.- Concluyó.
Tomé una última vez mi taza. El café se había tornado frío. Bebí lo último que quedaba y dejé la taza en la mesa. Una suave brisa se coló por las ventanas del establecimiento. Su pelo se ondeó con gracia, y entonces pensé en todo lo que habíamos pasado hasta éste punto. Un largo camino y sin embargo, ahí estábamos.

-Tal vez, en alguno de esos círculos, tú y yo volvamos a encontrarnos...- Le dije.
-Tal vez.- Respondió. Su mirada penetrante, indescifrable.

Y de repente sonrió. Hacía tanto que no la veía sonreír. Y en ese momento, sentí algo que me hizo temblar. Me sentí feliz, triste, con miedo, con esperanzas, incierto, pero más seguro de lo que alguna vez he estado, todo a la vez. Dí una última inhalada a mi cigarro. El humo del cigarro flotó delicadamente sobre el aire.
El aroma del tabaco, lo recuerdo bien.

domingo, 20 de julio de 2008

Tal como el viento


Se fue una tarde de otoño. Tan rápido e indoloro, que en un abrir y cerrar de ojos había partido para nunca volver.
Como una suave caricia final.
Tal como el viento.

Sus ojos reflejados en los mios, diciendo más que las palabras podrían alguna vez decir. Inundados. Su mirada absoluta.
Helada y perforando mi alma.
Tal como el viento.

El último adios, el más doloroso de todos.
No hay otra salida, ésto es lo único que queda. Mi corazón lo ordena.
Tan impredecible e inexplicable.
Tal como el viento.

Ésta voz en mi cabeza retumbando de remordimiento.
Que nunca será escuchada, más que en mis más horribles pesadillas.
Un secreto que vive sólo en mí y no más en ti.
Silencioso y mortal.
Tal como el viento.

-Luis Rdz

El mejor truco

"El mejor truco que el diablo alguna vez inventó fue hacer creer al mundo que no existía"
-Charles Baudelaire

¿Porqué?

domingo, 8 de junio de 2008

Una frase...

“Se es joven sólo una vez en la vida, pero eso puede durar eternamente”
-Vik Muniz, artista y pintor brasileño

martes, 29 de abril de 2008

"El Ajedrecista" Parte 2 (Caballo)

-“Tú eres tan sólo un peón en un mundo de reyes”-

Y mientras sus mágicas palabras se clavaban en mí como afiladas flechas, pude sentir como más y más me iba hundiendo en un mar sinfín de interrogantes sin respuesta. Aquel hombre había despertado en mí una insaciable sed por la búsqueda de la verdad. Una verdad que cada segundo se volvía cada vez más inalcanzable. Un mero mito, una fracción de lo real en éste mundo abstracto.

-¿Soy sólo un peón... en un mundo de reyes?- Me pregunté silenciosamente.
No podía ser creerlo, no podía ser cierto. Todo había perdido sentido nuevamente y me encontraba cayendo una vez más hacia un interminable abismo de confusión. Me sentía vacío, sin vida, como si alguien con una palabra, me hubiera despojado de mis más profundos pensamientos.

El hombre, sin responder, volvió su espalda hacia mí y continuó su contemplar. Aquel místico atardecer había perdido su encantamiento, se había convertido en una mera señal de esperanza. Una promesa latente y silenciosa de encontrar aquello que tanto buscaba.

Entonces, recobré el valor que alguna vez había poseído y confronté a aquel hombre. El hombre que me había adentrado a ésta odisea y que ahora me tenía a su merced, colgando de un hilo invisible, entre lo que fue y lo que será, entre lo real y lo imaginario.

-Me rehúso a creerlo.- Contesté. El hombre, sorprendido se volteó y me miro. Había sorpresa y a la vez, incertibumbre en sus ojos.
-Me rehúso a aceptar vivir siendo un mero peón, en un mundo de reyes.-

El hombre se dirigió hacia mí y mientras se acercaba lentamente, su hipnotizante mirada conectó con mis ojos, y sentí como si el tiempo se hubiera congelado, y como si en ese momento no existiera nadie el mundo, mas que aquél hombre y yo.

-No basta con eso, peón…- Contestó desafiantemente. Entonces, el hombre se dirigía a darme la espalda una vez más, cuando respondí:
-Incluso hasta un peón puede promoverse y ser tan valioso como un rey.-

Estático, el hombre se detuvo y se volteó una vez mas hacia mi dirección. Intrigado, el hombre dijo:

-No es tan simple. Todo involucra un cambio. Y como todo cambio, incluye un proceso. ¿Estas seguro de saber el precio?-
-Sí. Estoy seguro...- Respondí.

Y entonces, me llevó un paso más cerca de entender que hacía en ese lugar y mi propósito ahí cuando dijo:

-Realmente comprenderás todo cuando seas capaz de valorar tus piezas. Y cuando, como el ágil caballo, puedas superar los obstáculos que tú mismo te has puesto.-

domingo, 24 de febrero de 2008

Voy simple.. extremadamente


(Reflexión sacada de un mes de trabajar en una pizzeria)

Si el mundo fuera una enorme pizza, en primer lugar la tierra no sería redonda, sino plana.
Si el mundo fuera de pizza, a su vez, sería salsa de tomate la que ocuparía 3/4 partes de la superficie de la tierra y no agua.

Si el mundo fuera una pizza no habrían continentes, ni islas, solo queso que conformaría el suelo terrestre.

Peperonni, Salami y todos esos deliciosos ingredientes probablemente serían los equivalentes a lo que conocemos ahora como paises y territorios.

Si el mundo fuera una pizza, el calentamiento global no sería algo malo, sino algo extremadamente bueno.

También, si el mundo fuera una pizza no habrían guerras. Nadie se disputaria quien tiene más queso o más tomate, ya que a todos le tocarían partes iguales.

Para acabar.. si el mundo fuera pizza, todos seríamos iguales. Tendriamos el mismo sabor, seríamos igual de crujientes y deliciosos.
¿A que viene esto? La verdad no tengo idea.. Sólo se que la vida seria divertida si el mundo fuera pizza.

miércoles, 6 de febrero de 2008

La princesa y el enano

Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy grande. El día en que cumplía trece años hubo una gran fiesta, con trapecistas, magos, payasos..... Pero la princesa se aburría. Entonces, apareció un enano, un enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el aire. El enano fue todo un acontecimiento.

Bravo, Bravo, decía la princesa aplaudiendo y sin dejar de reír, y el enano,contagiado de su alegría, saltaba y saltaba, hasta que cayó al suelo rendido. "Sigue saltando, por favor" dijo la princesa. Pero el enano ya no podía más. La princesa se puso triste y se retiró a sus aposentos.....

Al rato, el enano, orgulloso de haber agradado a la princesa, decidió ir a buscarla, convencido de que ella se iría a vivir con él al bosque. "Ella no es feliz aquí" pensaba el enano. "Yo la cuidaré y la haré reír siempre". El enano recorrió el palacio, buscando la habitación de la princesa, pero al llegar a uno de los salones vio algo horrible. Ante él había un monstruo que
lo miraba con ojos torcidos y sanguinolentos, con unas manos peludas y unos pies enormes. El enano quiso morirse cuando se dio cuenta de que aquel monstruo era él mismo, reflejado en un espejo. En ese momento entró la princesa con su séquito.

"Ah estas aquí, qué bien, baila otra vez para mí, por favor". Pero el enano estaba tirado en el suelo y no se movía. El médico de la corte se acercó a él y le tomó el pulso. "Ya no bailará más para vos, princesa" le dijo. "¿Por qué?" preguntó la princesa. "Porque se le ha roto el corazón". Y la princesa contestó: "De ahora en adelante, que todos los que vengan a palacio no tengan corazón".

-Oscar Wilde.

lunes, 4 de febrero de 2008

"El ajedrecista" Parte 1 (Peón)

DE AQUÍ EN ADELANTE, ESTÁ ENTRANDO EN LOS DOMINIOS
DEL
AJEDRECISTA-
leía el letrero que se encontraba justo frente a mi.

El cómo llegué a donde me encontraba era algo que no pasaba por mi mente en ese momento. Lo único en lo que podía pensar era en la invitación que ante mí se presentaba ese preciso instante. No había un pasado ni un futuro, sólo el presente. Un presente ambiguo en el cual no existían respuestas, sólo preguntas. Y justamente una era la pregunta que hacía eco en mi mente.

Seguí mi camino hacia lo desconocido. La preocupación y la inseguridad que tanto me caracterizaban no pudieron contra la curiosidad y la intriga que de mí se apoderaron, y entonces, me adentré hacia tierras profanas.

Era un escenario de ensueño, o quizás de pesadilla el que me rodeaba. Me sentía en algún tipo de dimensión desconocida o universo paralelo, alejado completamenpe de la realidad. El camino que seguía era de un mármol lustroso, separado en cuadros alternados de blanco y negro. El paisaje a mis alrededores era frío, seco y sin vida. Los pocos árboles que emitían de la ya marchita tierra estaban a un paso de quebrantarse. Entonces volteo y por un segundo, replanteo mis opciones. Las obscuras y torcidas rejas de la entrada se encontraban ya atrás. Sólo había una ruta: Adelante.

Después de un tiempo de seguir aquel camino que parecía interminable, pude observar a lo lejos una diminuta figura. El sol estaba a punto de caer. Era un atardecer mágico y misterioso el de ese momento. Había algo, no sé qué, en ese atardecer que lo hacía diferente a todos los que había visto. Pero claro, éste era un lugar completamente diferente a todos los que había visto.

Poco a poco la figura se tornó cada vez más y más humana.
Era un hombre. Era una persona.
Feliz y emocionado de no ser el único en aquel lugar de fantasía, apresuré el paso. Sin darme cuenta, comencé a correr hacia aquel hombre. Necesitaba respuestas. Y algo dentro de mí sabía que aquella persona podría dármelas.

Agitado y cansado, finalmente alcancé mi destino. Después de tomar un poco de aire, me postré frente a aquel misterioso sujeto. En cuanto fijé la mirada en aquel ser, me di cuenta que como todo en ese lugar, parecía sacado de algún cuento de hadas.

-Hola- Le dije.
Parecía que aquel hombre no se había siquiera percatado de mi presencia. Comencé a mirarlo fijamente. Su mirada estaba perdida, contemplando el atardecer. Entonces, repetí la acción.
-Disculpe, parece que me he perdido, yo...- Pero fui interrumpido.
-No estás perdido. Te encuentras dentro de los dominios del ajedrecista.- Respondió el hombre.
-Bueno, sí, eso decía el letrero.- Proseguí. -Pero lo que quiero decir es...-
Entonces callé. La verdad es que no estaba perdido. Sabía perfectamente donde estaba. De algún modo bizarro, las cosas tenían sentido. Desesperado, cambié de estrategia.

-¿Quién es usted?- Pregunté.
Necesitaba saberlo. Entonces, después de meditar un poco, volteó a verme. Sus ojos verdes esmeralda se conectaron con los míos en un mar de paz y calma. Entonces respondió.
-A veces las personas deberían preguntarse primero quiénes son ellos mismos, antes de preguntar a los demás quiénes son.-

Sus palabras resonaron en mi cabeza y tardaron en adquirir significado, hasta que finalmente las comprendí.
-¿Quién soy?- Pregunté en voz alta.
No supe responder. Aquella pregunta que en cualquier otro momento tendría sentido más que cualquier otra cosa en el mundo, en ese instante carecía totalmente de él.

Decidido que aquel hombre podría encontrar una mejor respuesta que yo para aquella interrogante, acudí a él.
-¿Quién soy?- Le pregunté.
Todas mis esperanzas se habían transmitido a su esperada resolución. Entonces dijo las palabras que empezarían un viaje del que todavía no estoy seguro si he vuelto:

-Tú eres tan sólo un peón en un mundo de reyes.-

jueves, 31 de enero de 2008

El hombre que perdió su sombra


Déjame contarte una historia:
Se titula “El hombre que perdió su sombra.”

Se cuenta en algunos rincones del mundo que hace ya mucho tiempo, existió una vez un hombre igual a ti y a mí, que poseía una sombra, como tú y como yo.
Sin embargo, éste hombre era diferente a su manera, y por tanto, su sombra era diferente también.
Este hombre era un hombre solitario. No tenía a nadie en el mundo y vivía una vida vacía y triste. Su única compañía era su sombra y por tanto era su único amigo. El hombre, cuyo oficio era escribir, solía contarle grandes cuentos y leyendas. Todas las noches prendía una vela y le narraba una historia nueva. Se dice que de tantos relatos, la sombra llego a medir casi el doble de la estatura del hombre.

Pero un día algo terrible sucedió. Una mañana, despertado por la luz del sol, el hombre se dio cuenta que su sombra ya no estaba. Había desaparecido. Inmediatamente el hombre se dispuso a buscarla. Recorrió toda la ciudad en busca de ella, preguntando a cada persona que encontró, sin conseguir respuestas.
-"Disculpe" decía el hombre. "Ando buscando algo muy valioso."
A lo que la gente respondía:
-"¿Que es lo que buscas, joven?"
-"He perdido a mi sombra." les contestaba, desconsolado.

Después de muchos años de buscar a su compañera, el hombre murió triste y solo. Fue enterrado a lo alto de una colina y su tumba nunca fue visitada. Sin embargo, se dice que si recorres aquel viejo cementerio, aún puedes ver la enorme sombra rondando la tumba de su antiguo dueño. Y si sabes escuchar, puedes oír en el viento a la sombra susurrando los mejores cuentos que la humanidad ha oído.

Ahora, ¿por qué crees que el hombre perdió su sombra?
El cuentista le contaba grandes historias y cuentos a la sombra. La sombra, siendo parte de él, quiso conocer todos esos magníficos lugares y hacer lo que el cuentista nunca pudo lograr. La sombra había crecido gracias al cuentista, alimentó sus sueños. Sin embargo, el cuentista se había encerrado en su mundo de soledad y nunca supo seguir adelante. Finalmente, la sombra al sentir que el cuentista había muerto, regresó con él, a hacer lo que una vez el cuentista había hecho con ella; a ser su compañía eterna y a contarle cuentos e historias cada noche bajo la luz de la luna.