viernes, 10 de mayo de 2019

Confundidos por Adultos

El carro retumba. Vibra y ronrronea. Exhala ruidosamente mientras ejecuta de forma subliminal un poderoso cambio de velocidad. Rebasa con estilo higiénico; se antepone al tráiler, al Vocho, a la señora artítrica en el carril de alta. Celebra(mos) en silencio. El motor se exige a sí mismo. Acelera ante la subida -sabiéndose inferior- y aún así, nunca se doblega. Sus llantas hinchadas en nitrógeno se adhieren estoicamente al pavimento, consiguiendo la inesperada curva perfecta. Ni una palabra. El más mínimo ademán se resbala de nuestra boca y no nos atrevemos a expresar esa inevitable falsa modestia. Volteo a verla y sonrío imbécilmente, intentando contagiarla de mi cobardía y de mi tibieza. No espero nada a cambio. Y aún así, no es suficiente. Sus labios han sido sellados con concreto. Su mirada impenetrable nos dice que hagamos lo que hagamos, pase lo que pase, esto es culpa nuestra.

Henos aquí, a medio trayecto, desplazándonos cobardemente a 120 kilómetros por hora. Después de gastar una hora de tiempo y gasolina Premium a lo pendejo, por fin nos enfilamos a lo más cercano que hemos estado en la vida al destino deseado.

Ninguno de los dos hemos desayunado. La alerta atacó y nos envió a la regadera en un estado semi-consciente, agudamente sumisos y sin nada que reclamar. Nos envistió de una falsa certeza, leales a un medio tanque mientras quemamos aceite y reclamamos lo poco que queda de nuestros líquidos automotrices vitales. Nos guió al cañón y encendió la mecha. Juntó una gran audiencia para vernos: "Helos aquí. El nuevo par de imbéciles. Ya saben cómo va esto, ¿no, muchachos? Y dice... ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos!..."

Make up something to believe in your heart of hearts
So you have something to wear on your sleeve of sleeves
So you swear, you just saw a feathery woman
Carry a blindfolded man through the trees


El termo de café que medianamente habíamos administrado se encuentra helado, tímidamente bebido, cargado de más dudas que de respuestas. Me resulta extremadamente irónico entender que vamos tarde. Que somos una mierda, una desgracia. La peor deshonra que ha caído en los Herrera Méndez desde que sus descendientes pisaron suelo Mesoamericano, hace más de medio siglo.

Matt Berninger nos mantiene a flote. Su voz es nuestra tregua. Nuestro mini-momento de paz. Bajamos tímidamente la guardia. Suspiro y recuerdo los planes que algún día orquesté al son de este disco. Te he extrañado desde hace 29 años.

-Hace unos días, en la peda de Vale, dijiste que preferías perder el oído a la vista.-
-Ajá.-
-Eso es una mamada. No sé por qué lo dijiste. Yo sé perfectamente bien que no es cierto.-
-Tienes razón, lo dije. ¿Y sabes qué? No estaba pensando en todo lo que significaba. Lo que dije es que si uno perdiera la vista, automáticamente se vuelve inservible para la sociedad. ¿Te acuerdas?-
-Hey.-
-Bueno, pues aún lo creo. Jamás quisiera llegar a ese grado, al chile. Pero si me dijeras: "ya no puedes escuchar nunca nada más en tu vida"... verga. Me moriría de tristeza. No podría. ¿Cómo espera uno nunca poder escuchar este disco una vez más? ¿Cómo espera uno nunca poder escuchar ningún disco nunca más en la vida? -
-Por eso me enojé. Yo sabía que lo que dijiste no era cierto. Te conozco muy bien. Yo sé que eso es una parte crucial de ti. Y me enojó que dijeras algo diferente, porque no es la verdad,-
-Tienes toda la razón. Preferiría dejar de ver mil veces. No sé cómo le haría en todo lo demás. Pero mientras pudiera escuchar este disco...

Another un-innocent, elegant fall
Into the un-magnificent lives of adults.


El carro sigue retumbando. Vibra y ronrronea. Acelera estúpidamente, sin control ni dirección. Y ni siquera sabe por qué nos lleva a nosotros dos, por qué hay que hacernos caso, tomarnos en serio. Nadie sabe. Y nadie tiene por qué, realmente. Somos unos idiotas que funcionan a medio tanque, quemando aceite, llegando tarde siempre a todos lados y siendo dolorosamente francos con el hecho de que no tenemos la menor puta idea de quién nos invitó o por qué estamos aquí en primer lugar.

No hay comentarios: