jueves, 26 de julio de 2007

Capitulo 1

Es chistoso cómo unas cosas cambian tan drástico de un dia para otro. Algunas cosas las esperamos con ansias, hasta al día en el que finalmente llegua a nosotros el momento esperado... unas cosas son exactamente como uno las espera. Otras, no tanto.

Cuando yo tenía trece años, recuerdo que me decía a mi mismo: "En cuando cumpla los dieciocho años, me largo de aqui." En esos momentos, la situación de mi familia era distinta a la de ahora. Mi mamá se encontraba en una etapa dificil saliendo de un reciente divorcio, y con algunos problemas económicos. Actualmente, las cosas son mejores. Mi madre ha vuelto a casarse con un hombre que es a toda madre. Le gustan las mismas cosas que a mi hermano y a mi; tenemos afición por las buenas cosas de la vida: el futbol, la música y el alcohol. Pero bueno, de eso les contaré en otro momento. Ahora lo importante es contarles lo que pasó en mi vida hace exactamente una semana.

Hace exactamente una semana cumplí los dieciocho años de edad, es decir ahora soy un adulto legal, bien y bonito. Y mientras podrían todos pensar que estallo de alegría y felicidad, la verdad es que mas que nada me siento melancólico. Quizás soy el único, quizás no, pero me gusta pensar que la adolescencia es la etapa más bella y emocionante en toda la vida del hombre. Claro, no lo podría confirmar, pues todavia me falta mucho por vivir, es solo que muy seguido pienso esto. Diariamente observo a los adultos, a las personas mayores y su forma de vida, aburrida, monotona, repetitiva y sin emoción, sin esa chispa que hace todo más valioso vivirlo. Cuando uno es niño, se és lo exactamente opuesto. Se vive sin una pizca de responsabilidad, y todo es juego y diversión, pero es opinión de su humilde narrador, que a esta edad no se es plenamente conciente y no se puede apreciar todo lo que falta por experimentar. Cuando uno es niño no suele pensar en el largo camino que implica vivir.

En cambio, cuando uno es adolescente, se obtiene lo mejor de ambas etapas, y es porque se encuentra exactamente en la intersección de estas opuestas. Se puede vivir siendo adolescente, aún sin la carga de la abismal responsabilidad y la vez, la autonomía de un adulto. Y es en esta etapa en la que me encontraba hace unos dias, cuando me entró esta confusión, esta melancolía inexplicable. Sonará loco, pero pienso que asi como existe la crisis de la mediana edad, debe existir alguna "crisis de la juventud" o algo asi. Si eso existiera, estaría seguro que estoy sufriendo de eso en este momento.

(Continuará)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Mr. Anderson:

Me has dejado intrigado de lo que será del libro, espero que pronto publiques la 2da parte de éste. Por cierto, muy bueno el inicio.. yo también recuerdo los tiempos en cuando era chiquito y feliz.

En fin, nos estaremos viendo..

mario dijo...

coincido con leezart... es buen inicio, pero yo creo que te falta una etapa que no se si es oficial pero que yo pongo antes de ser adultos.. y es la juventud... post adolescencia... pff haha ...obvio ya no erse adolescente...eres un joven, aquel que una viejecita llama para cruzar la calle "oie jovencito me ayudas a cruzar?"... y creo que es todavía mejor..definitivamente se abren puertas y se cierran otras.