Cuando Félix leyó aquellas palabras hermosas que parecían bañadas en oro, resplandecientes, acompañadas de una comparsa de trompetas celestiales y un coro de ángeles, creyó que iba a llorar. Era una frase que había pensado decir en algún punto de su vida, aunque fuese una vez, mas nunca recibir y menos en un momento en el que caería como oxígeno puro para unos pulmones casi colapsados. Sumaban ya cinco meses de asquerosa y cruel, horrible, horrible sequía.
-¿Cuando vaya para allá en vacaciones no quieres hacerlo... por los viejos tiempos?-
Las cosas ciertamente no habían cambiado mucho para Félix después de la preparatoria. Ninguno de los Coby se había ido a estudiar a Monterrey como habían jurado pero no importó mucho. Tenía rato que la amistad se había enfriado. Todos habían inventado nuevas amistades en sus respectivas universidades; Jorge repentinamente se había hecho íntimo compañero de una tipa que había estudiando con ellos doce años en el Colegio Jesuita pero a la que nunca antes le habían hablado. Miguel logró reunir un pequeño grupo de camaradas en la universidad pública a la que entró pero no habían sido del agrado de Daniel, el único que aguantó estoico casi dos meses sin amigos. La gente lo veía deambular de aquí para allá, solo casi siempre, preguntándose qué había sido de aquel muchacho tan sociable y apartemente popular del Colegio. De Ricardo nadie sabía nada. Por semanas solo habían escuchado murmullos de sus andadas y el grupo asumió que había estado demasiado ocupado con su otro grupo de amigos, Los Caracoles Salvajes.
Desgraciadamente Félix tampoco presentaba ninguna actualización. Había entrado a estudiar medicina a la universidad más culera del estado en un arranque de devoción extrema y altruismo puro pero en el fondo seguía igual de confundido de lo que se había mostrado durante el bachillerato. La duda no lo dejó tranquilo un segundo y por seis meses no lo haría, hasta que una mañana de diciembre sería demasiado evidente para todos que ese estudiante que llegaba crudo al anfiteatro los sábados a las siete de la mañana a realizar las disecciones, que dedicaba sus noches a espiar películas en vez de estampar la cara en los libros de Histología, Embriología o Fisiología, que volaba balones en las retas de futbol o tocaba la guitarra en la biblioteca en vez de estudiar durante las horas libres, no tenía madera de doctor.
Los Coby ya casi no se juntaban los fines de semana y cuando lo hacían, los planes incluían algún antro o fiesta mamona, de esas que Félix odiaba, lo cual por un tiempo lo mantuvo en casa los viernes y sábados, inventando nuevas formas de eludir sus responsabilidades de médico en formación. Las cosas ciertamente no habían cambiado mucho para Félix después de la preparatoria. Laura había sido el único cambio significativo.
Ahora era él un hombre libre. Después de casi dos años y medio de asfixiante y empalagoso romance se volvía a codear con la gente normal, sensata, que no andaba con promesas ridículas de algo que ni siquiera terminaba de comprender, como lo era el amor. Ahora Félix respiraba un aire que sabía más fresco. Los colores se veían más brillantes y el mundo se sentía como lugar bastante agradable para existir. Asimismo, parecía que la gente normal lo había recibido de vuelta con brazos abiertos, feliz de contar con un integrante resurgido entre sus filas, hombro con hombre con el hijo pródigo, el hermano que estaba muerto y había vuelto a la vida, estaba perdido y había sido hallado. Nunca lo dijeron pero los Coby fueron los más agradecidos de la separación y habrían de aprovechar cualquier oportunidad posterior para traer el tema durante las pedas caseras.
-No mames, güey, cuando andabas con Laura eras un pinche mandilón- diría Daniel.
-Tenía 15 años, cabrón.- intentaría justificarse.
-Deja tú lo mandilón. Estabas enfermo, pinche loco, te emputabas con cada persona que la volteara a ver. Estabas loco, güey.- agregaría Jorge.
-Sí es cierto, eras bien celoso, ya no me acordaba... - opinaría tímidamente Miguel.
Y es que aunque pareciera lejano, en el fondo tanto Félix como Miguel tenían muy presente cómo Laura y el susodicho habían tenido sus queveres. Fue en un puente de febrero cuando Tania armó una fiesta en su casa para el reencuentro de los antiguos compañeros. Siendo motivo de festejo nacional lógicamente los universitarios dejarían a un lado sus increíblemente arduas labores de estudio para descansar un poco y en el caso de los foráneos, para regresar al lecho materno y ciudad natal. Este sería el caso de Laura, para quien las cosas, no obstante, habían cambiado de forma grosera y absoluta.
Para empezar ella sí se había ido a estudiar a Monterrey. Se decidió por Derecho, su inexplicable carrera de ensueño. Primero vivió con sus tíos unos meses en San Nicolás de los Garza, hasta que éstos se divorciaron y tuvo que buscar un nuevo hogar. Después, rentó un pequeño departamento con unas amigas de la Facultad con las que intentaría parchar el dolor que le había provocado abandonar a sus, de por sí, pocas, amistades allá en el puerto. Había dejado atrás a su familia y a su novio, se sentía sola y triste y lo peor, todos los días se veía forzada a comer atún y galletas pues no cocinaba ni en defensa propia. El desconsuelo se escondía detrás de cada esquina esperando el momento perfecto para atacar durante la devastadora vulnerabilidad. Y finalmente, durante el puente del 16 de septiembre, tres meses después de haber salido de la escuela, en un restaurante de comida italiana muy romántico, Félix diría las palabras mágicas que completarían la tragedia griega:
-Creo que deberíamos cortar...-
Estaba claro que los puentes no eran el mero mole de Laura. Después del penoso incidente, las cosas habrían de dar otro giro radical para Laura. Los cambios se dejaron venir como avalancha. Empezó a beber mucho y muy seguido. Faltaba a la escuela. Fumó marihuana por primera vez en su vida. Los antros y bares se convirtieron en su válvula de escape. La desolación fue muy grande para superarla sola, así que tuvo que compartirla con algunos hombres. Primero, con un chavo de su universidad con el que duró casi tres semanas. Luego un par de contactos fugares. Para las vacaciones de invierno, cuando le ofreció su propuesta indecorosa a Félix, ya era otra. En febrero, en un arranque de furia borracha le haría sexo oral a Miguel en la cocina de la casa de Tania. Después, llegó el intercambio estudiantil a Francia y, oh mon amour, ¡qué feliz fue Laura! Siendo de todos y de nadie. El discreto encanto de la putería.
Pero el júbilo de Félix sería mucho más fugaz, ya que antes de romper las cadenas de su noviazgo habría de cruzar caminos con Natalia, una chica bisexual de otra escuela, una generación abajo que había sido novia de Lorena. Los dos empezarían coqueteos pese a que ambos mantenían cierta relación con sus otros respectivos. Se besaron en una fiesta y fajaron en un carro afuera de casa de Natalia. Ese prestigioso cosquilleo volvió al estómago de Félix después de años de no aparecerse. No obstante, Natalia se sentía culpable por alterar su relación. Félix no. Sabía que esa relación estaba perdida.
Septiembre llegó y Laura lloró en el restaurante de comida italiano muy romántico y conforme el otoño se adentró en los pasillos de la Facultad de Medicina, Félix fue confirmando que realmente sentía algo abrumador por Natalia. Durante un lapso muy breve todo fue glorioso. Iban juntos al café, a cenar, a fiestas. Ella lo visitaba con su grupo de amigas, el cual tuvo mucha química con los amigos de Félix (incluso uno de ellos, Alberto, terminaría cogiendo con Zayra, mejor amiga de la intermediaria).Alberto fue el brazo derecho de Félix durante su semestre altruista. Sabía todo respecto a Laura y a Natalia, y fue el primero en enterarse cuando Lorena llamó a su antigua amante para considerar regresar y marcó el fin de algo que nunca empezó siquiera.
-Sabía que era demasiado bueno para ser cierto. Estoy casi seguro de que ya me acabé toda la suerte que me quedaba para el resto del año.-
-¿Por qué lo dices?-
- Por Laura. Cortar fue lo mejor que me pudo haber pasado pero debí haber sabido que las cosas buenas vienen en dosis moderadas.. como los medicamentos.-
La pasión por la ciencia se le iba acabando y poco a poco, también la felicidad se le fue drenando. Para diciembre le había perdido ganas a todo; a la carrera, a los vínculos afectivos, a sus amigos de la prepa que estaban muy ocupados haciendo nuevos amigos. Hasta que sucedió. Un día por MSN Messenger, Laura se conectó y después de unos minutos de charla intrascendente, soltó la majestuosa proposición:
-¿Cuando vaya para allá en vacaciones no quieres hacerlo... por los viejos tiempos?-
Iluso, jamás se vio venir la trampa, la cual cayó entrando en diciembre, justo en el momento en que Natalia empezaba a dudar en lo que realmente sentía por Lorena. Justo cuando un fin de semana yendo al Centro de la ciudad para reparar una vieja cámara análoga que Félix había comprado en un bazar de antigüedades, se tomaron de la mano. Y al despedirse, sus labios se encontraron en la obscuridad. Y aún así, marcado por el miedo y la decepción de la historia pasada, él habría de aceptar ingenuamente la trampa que Laura confeccionaba con las infalibles mieles del sexo.
Cogieron la primera vez dentro de un armario de casa de Laura. Después, en una fiesta. Luego en el carro. Y cuando la confianza había alcanzado niveles peligrosos, se le hizo buena idea contarle de sus planes con Natalia, en un intento de dejar bien claro que sólo estaban pasándosela bien, como en los viejos tiempos.
GRAVE ERROR. Laura se indignó por tratarse de "una de sus mejores amigas" (curiosamente siempre se había expresado mal de ella durante la prepa). Pero su despecho no paró ahí. Se encargó de que Lorena se enterara detalle a detalle lo que había pasado entre los dos bajo sus narices. La amante, devastada, arremetió contra Félix. El sueño terminó y Félix, emputadísimo, arremetió brutalmente contra su antigua flama. No se volvieron a encontrar hasta febrero en casa de Tania. Félix la ignoró toda la noche. Laura se puso la peda del siglo e hizo un espectáculo melodramático sobre su insufrible situación. Pese a todo lo que había pasado, Félix se sintió de alguna forma en deuda y trató de ayudarla pero al intentar calmarla, Laura reaccionó violentamente y rechazó todo aliento. Él se largó de la fiesta, dejándola a su suerte. Ella le hizo sexo oral a Miguel y Jorge, sin querer, los descubrió. Se retiró a dormir y después Laura intentó seducirlo en la cama.
-Espero que no pienses mal de mí, Jorge...- le dijo, recorriendo sus dedos por la espalda y cabello del testigo inoportuno, y Jorge, por asco más que nada, se retiró a dormir en otro cuarto.
Todo se supo al día siguiente. La cruda moral persiguió de diferentes formas a los dos lujuriosos. Miguel llamó a su amigo para invitarle un café y contarle lo sucedido, pidiéndole perdón entre líneas. La tensión entre los ex escaló niveles inesperados. Se borraron de todo contacto, de cualquier rastro de cordialidad, de cualquier recuerdo agradable, de toda escena de felicidad alguna vez protagonizada por los dos. En julio, Laura emigró a tierras galas donde buscaría la estabilidad emocional pero habría de fallar miserablemente, nadando una y otra vez hasta el cansancio en falacias de amor.
De enero a junio Félix anduvo más seco que un charal. Ni su perro parecía mostrarle afecto. Había abandonado medicina para esperar una segunda oportunidad. No podía hacer más que esperar; esperar que fueran fechas de exámenes de admisión. Esperar a que las piezas lanzadas al aire embonaran misteriosamente por sí solas. El 2008 había arrancado con una triste sensación estática. Félix se sentía alejado de todos, sin nadie con quien realmente platicar. Los Coby habían desaparecido. Alberto había desaparecido. Natalia... incluso Laura era ya inalcanzable. Tenía un sabor a fracaso atrapado en la lengua. No supo hacer nada mas que encerrarse por días en su cuarto, devorando filmes, llorando en silencio por las noches mientras se quedaba dormido escribiendo confesiones.
Poco a poco, a través del acto los buenos giros se fueron acercando. Consiguió un trabajo breve en una pizzeria de la colonia, lo que lo ayudó a despejarse. Formó una banda con Diego y Paco, amigos contemporáneos de otro bachillerato con quienes desde el inicio sintió afinidad musical. Encontró en ese nuevo grupo un hogar temporal y las cuatro paredes en las que se reunían casi diario a ensayar se convirtieron en un lugar sagrado, un santuario donde compartieron más de lo que alguna vez se percataron.
En marzo tomó un autobús a la Ciudad de México y presentó el examen para entrar a la Universidad Nacional y en junio recibió la noticia de que había sido aceptado.Y después de medio año de aridez, Ximena comenzó a fijarse en él. Estuvieron saliendo tres semanas antes de que abandonara la ciudad. Se gustaron. Se sintieron cerca. Pero el tiempo inestable siguió avanzando y Félix tuvo que emigrar. Meses después de haber llegado al Distrito Federal siguió pensando en ella.
¿Por qué no nos acercamos antes? ¿Por qué putas tuvo que ser tan tarde?
Siempre estamos llegando tarde a todos lados. Siempre corriendo. Siempre diciendo adiós.
¿Seremos acaso tan inevitables? Nos acercamos, nos tocamos con la punta de los dedos, el roce más ligero, sombra con sombra únicamente para disolvernos. El más cruel de los procesos.
Entonces, un día de septiembre bajo la tempestad de la lluvia y el smog, llegó Sofía. Y retumbó en el cerebro de Félix incesantemente lo que llegaría a ser la Teoría de la Sequía y la Abundancia. Empezó a llevar sus experiencias personales a planos científicos, formas comprobables y aplicables a todo el mundo, como si estuviéramos de alguna forma encerrados por las mismas verdades.
Paso 1. Al universo de repente le caes bien e inexplicablemente todo el mundo quiere contigo (Abundancia).
Paso 2. Te consigues una novia y pueden suceder una de dos:
a) Todas siguen queriendo contigo pero no puedes hacer nada porque tienes novia, o:
b) Te vale madre y no desperdicias la racha, le pones el cuerno.
Paso 3. Cualquiera que sea el paso elegido anterior, inevitablemente por desaprovechar (o por querer pasarte de listo) te quedas solo. El mundo es un lugar imperfecto. Nadie te pela y estás condenado a deambular meses enteros más seco que el desierto del Atacama (Sequía) hasta que un día...
Paso 4. Sin razón ni motivo vuelves a andar on fire. Todas se mueren por ti, y con un ego hasta el cielo y confiado de tus posibilidades decides andar con alguna de las afortunadas.
Paso 5. Las nubes son arrastradas por el viento, tu diluvio termina y vez acercarse al sol. Repítase hasta la eternidad.
La Teoría de la Sequía y la Abundancia. Nadie se salva de ella.
Slow motion
Hace 2 años
5 comentarios:
Como que ya se te acabó la inspiración, se rumora que es porque estás enamorado.
Como que ya se te acabó la inspiración, se rumora que es porque estás enamorado.
Como que ya se te acabó la inspiración, se rumora que es porque estás enamorado.
Como que ya se te acabó la inspiración, se rumora que es porque estás enamorado.
Perdón, se me pasaron los clicks.
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