Jesús muere, muere, y ya va dejando la vida, cuando de pronto el cielo se abre de par en par por encima de su cabeza, y Dios aparece, y su voz resuena por toda la tierra diciendo:
"Tú eres mi Hijo muy amado, en ti pongo toda mi complacencia."
Entonces comprendió Jesús que vino traído al engaño como se lleva al cordero al sacrificio, que su vida fue trazada desde el principio de los principios para morir así, y, trayéndole la memoria el río de sangre y de sufrimiento que de su lado nacerá e inundará toda la tierra, clamó al cielo abierto donde Dios sonreía.
"Hombres, perdonadle, porque él no sabe lo que hace."
-José Saramago (1922- 2010)
Escritor, poeta, novelista y dramaturgo portugués. En El Evangelio Según Jesucristo.
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