La canción elegida para semejante proeza fue "Daisy Bell", melodía compuesta por Harry Dacre en 1892. Las voces fueron programadas en los laboratorios Bell por John Larry Kelly, Jr. y Carol Lockbaum y el acompañamiento musical corrió a cargo de Max Mathews.
El resto es historia: Vocaloids, Moogs, Vocoders, MIDIs y cientos de invenciones musicales posteriores superaron a la IBM 704 en refinamiento técnico. Sin embargo, esta interpretación maquinaria guarda un lugar muy especial en los anaqueles de la psicología y de la informática.
No se trata sólo de la demostración más antigua conocida de la síntesis de voz a través de una computadora. Se trata de la primera vez en que programamos algo para que tratara de ser como nosotros. Una inteligencia artificial que buscara imitarnos en todos los sentidos. Y tenía que ser con una canción de amor. Una entidad inteligente, cuyos procesos lógicos y posibilidades matemáticas nos superan infinitamente, irremediablemente enamorada.
Daisy, Daisy, give me your answer do
I'm half crazy all for the love of you
It won't be a stylish marriage
I can't afford a carriage
But you'll look sweet upon the seat
Of a bicycle built for two.
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