El día en que zarpemos los calendarios marcarán un Jueves
Los relojes, si decidimos creerles, obscura medianoche
Diremos adiós al puerto nostálgico y altivo
Y bajo la luz de aquel astro insomne de apagado fulgor reminiscente
Oiremos en el viento un océano ruidoso e incesante
Y mientras la corriente nos arraste hacia altamar, dirección al horizonte
Veremos empequeñecer cada vez más, legua tras legua
La ciudad que continúa tratando de hacerme creer en ella
Dulce exilio, elixir de corazones desafinados
Hogar de ayeres añejos y de ocasos místicos, salados
Sentiremos la embarcación virar hacia un torbellino redentor
Y descenderemos lentamente hacia las profundidades de lo desconocido
Llévame Este, hacía días subliminales con sus cielos teñidos carmesí
Llévame Oeste, donde el tornasol envuelva la noche en ráfagas de soledad
Llévame Sur, donde aguas cálidas me guíen de nuevo hacia la costa
Llévame Norte, donde las respuestas me encuentren y finalmente comprenda
Que todos los viajes tienen fin en tus ojos.
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